Pensaba que sería una larga jornada pero la secretaria se encargó de ayudarlo. Y como para no ponerse duro con esta rubia que lo persigue insinuando muy irreverente. La ropa apretada, el cabello lacio, las gafas, y esas tetas pudieron con el muchacho que sólo quería terminar de trabajar. Tras tanto verla no pudo frenarse, la subió sobre el escritorio y comenzó a darle firme a la secretaria.
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