El sudor ha mojado su camisa blanca, las tetas se traslucen, el polvo se viene. Mientras hace ejercicios transpira y moja su remera, los pechos comienzan a traslucirse y de pronto llega el hombre, que sin dar vueltas enseguida se apresura a besarla para descubrir que no se niega y que pronto la tiene desnuda, ella abriendo las piernas goza como cerda los pijazos llenos de fuerza.
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