Su ingenuidad no le dejó ver que ese profesor se excitaba al escuchar las confesiones. Sentada le cuenta unos secretos al maestro, quien atento escucha y de cuando en cuando espia bajo la falda de la alumna que ilusa abre y cierra las piernas. Nada le hacía suponer lo que iba a suceder, tener en la boca la pija de ese respetado hombre. Así llegará al orgasmo con gemidos fuertes esperando le tire la leche en el rostro.
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